El Star Trek de D.C. Fontana.
Son los primeros años 60. Tienes 21 años, acabas de graduarte en Bellas Artes y sabes que lo tuyo es escribir. Estás motivada y crees en tus capacidades, pero hay algo que te genera dudas: te llamas Dorothy.
No importa, escribir te apasiona demasiado como para rendirte y durante varios años consigues vender algunos guiones para televisión, pero siempre tienes que enfrentarte a cuchicheos, comentarios paternalistas y un desprecio constante a tu trabajo por parte de los productores. Quizás por eso aceptas el puesto de secretaria personal que te ofrece tu amigo Gene Roddenberry, el cual te proporciona una estabilidad económica de la que carecías y te permite seguir escribiendo con independencia.
Sin embargo, harta de que minen tu autoestima, decides que a partir de ahora sólo firmarás con tus iniciales, D.C. Fontana, ocultando así tu género. Entonces Gene te dice que necesita ayuda con proyecto televisivo de ciencia-ficción, inspirado en las novelas marítimas de C. S. Forester y en sus años pilotando para el Cuerpo de Aviación del Ejército. También te dice que será un western en el espacio, pero crees que el concepto tiene un potencial que quizás Gene está obviando.
Los productores rechazan el episodio piloto, dicen que es «demasiado cerebral» y tampoco les hace mucha gracia que el primer oficial sea una mujer de carácter distante y gran autocontrol emocional. Sin embargo os dan la oportunidad de rodar un nuevo piloto, y este sí es aprobado. La serie empieza a emitirse en 1966 y te encargan reescribir algunos episodios, tu trabajo impresiona al canal y te ascienden a “Story Editor”.
Tus días como secretaria personal de Gene Roddenberry han terminado, ahora eres una de las principales fuerzas creativas del proyecto, supervisando guiones ajenos, sí, pero también escribiendo algunos de los mejores episodios de una serie que pronto pasará a la historia: Star Trek.
El star trek de D.C. Fontana: aportando humanidad a Star Trek
Habrá quien diga que el gran hito de Star Trek fue su capacidad para hacer que una serie de ciencia ficción ambiciosa y con contenido fuera accesible a todo tipo de públicos. Y sin duda ese es uno de sus grandes méritos, pero nada de eso funcionaría sin una dinámica de personajes eficiente. No existe una sola encarnación exitosa de la franquicia que no sitúe a los personajes en el centro de todo, es algo que forma parte del ADN de la saga y es algo que NO estaba en el Star Trek que planteó originalmente Gene Roddemberry. Esto fue responsabilidad de la legendaria Dorothy Fontana, cuya aportación a la franquicia de ciencia-ficción más veterana fue trascendental en muchos aspectos.
Los cinco episodios que he seleccionado son una muestra de cómo el Star Trek de D.C. Fontana estaba, por encima de cualquier otra consideración, al servicio de los personajes. Sus guiones abrieron caminos y exploraron caracteres, aportando tridimensionalidad, vulnerabilidad y cohesión a un reparto unificado y equilibrado. Todo ello sin renunciar a un visión del género inclusiva, ambiciosa y tremendamente innovadora.
Los mejores episodios del Star Trek de D.C. Fontana
1. Journey to Babel.
“Las mejores historias siempre están centradas en los personajes”.
Journey to Babel es el primer episodio de Star Trek que explora en profundidad el pasado y la psicología de Spock. Para ello Fontana enmarca el drama en un argumento clásico: la tripulación de la Enterprise tiene la misión de escoltar a los embajadores de la Federación para que lleguen a su destino en la cumbre de Babel.
Durante el trayecto tendrán que evitar que agentes infiltrados boicoteen el evento así como mitigar posibles conflictos entre los diferentes representantes de cada planeta. De todas formas, todo esto no es más que el contexto donde se desarrolla el conflicto real: el encuentro entre Spock y el embajador Sarek de Vulcano, su padre, con el que no se habla desde hace años.
El Star Trek de D.C. Fontana, se caracterizaba por la total naturalidad con la que era capaz de dotar a sus personajes de un trasfondo emocional y cultural desarrollado. De hecho fue la máxima responsable -con el apoyo de Leonard Nimoy-, de muchos de los elementos canónicos de la cultura vulcana. Nadie ha entendido mejor el drama de Spock ni ha profundizado más en sus circunstancias personales. Spock, hijo de dos mundos, siempre percibido por la sociedad como un mestizo, y rechazado por un padre autoritario incapaz de de conectar con el e imponiéndole la supresión de toda muestra afectiva. Si no estuviéramos hablando de principios de los setenta, parecería una poco sutil reflexión sobre cómo el sistema perpetúa la masculinidad tradicional.
2. The Ultimate Computer.
«Compasión, eso es algo que ninguna máquina tendrá jamás. Quizás es lo único que mantiene a la humanidad por delante de ellas».
El Star Trek de D.C. Fontana no era ajeno a los grandes temas de la ciencia-ficción. Y uno de los más recurridos del género es la amenaza de la IA.
The Ultimate Computer parte de un high-concept memorable. La Federación ha creado un prototipo de AI capaz de desarrollar tareas complejas sin necesidad de supervisión humana. Como era de prever, el prototipo adquiere conciencia de si mismo y comienza a actuar por su cuenta, con catastróficas consecuencias.
Algunas de las ideas que presenta The Ultimate Computer fueron reutilizadas posteriormente para Star Trek: The Motion Picture, que precisamente fue un intento de hacer una película de ciencia-ficción más “elevada”, sacrificando parcialmente la extraordinaria dinámica del tridente protagonista. Algo por lo que se criticó duramente a aquella primera entrega cinematográfica en la que, dicho sea de paso, D.C. Fontana no tuvo implicación alguna.
3. The Enterprise Incident.
“La paz no debería depender de la fuerza bruta.”
La tercera temporada de Star Trek fue cuanto menos… problemática. Tras evadir la cancelación hubo un drástico recorte de presupuesto y se dejó de contratar a guionistas de alto perfil. En Paramount ahorraron costes recurriendo a escritores de la casa procedentes de producciones televisivas más «terrenales». Y claro, la calidad cayó en picado. Visto por el lado bueno, Dorothy Fontana pudo firmar otros tres episodios por encima de la media de aquella temporada y The Enterprise Incident, fue el más destacado de todos ellos.
Partiendo de una estructura de gran intriga de espionaje, e inspirándose libremente en hechos reales como el caso del USS Pueblo, Dorothy Fontana firmó un episodio que combinaba un trágico romance imposible con la primera profundización real en la cultura romulana. Una vez más, Fontana ponía el foco en los personajes y en sus conflictos internos intentando que no fueran meros espectadores de una trama genérica.
4. Yesteryear
«Como escritor, no puedes decir ‘Hoy no voy a escribir’ porque esa excusa se extenderá durante varios días, variso meses, varios… y entonces ya no serás un escritor nunca más, solo alguien que suela con ser escritor»
El Star Trek de D.C. Fontana sobrevivió a la mismísima cancelación de la serie original tras la tercera temporada. La guionista siguió ligada a la cadena como script developer y unos años más tarde regreso a la franquicia con Star Trek: The Animated Series (1973-1975), una producción modesta de Filmation que, sin embargo, permitió a los guionistas aumentar el scope del universo Star Trek gracias a la libertad creativa que confiere trabajar con medios animados.
D.C. Fontana supervisó los guiones de la totalidad de la serie, pero Yesteryear fue el único que salió al 100% de su puño y letra. Sin ninguna duda el mejor episodio de la serie, presencia habitual en los top 10 de mejores episodios de la historia de Star Trek y el único que se considera canon. La prueba está en cómo J. J. Abrams recreó en su primera Star Trek (2009), las oscuras secuencias de bulling que sufrió el joven Spock por su condición de vulcano mestizo.
Los abusos por parte de los suyos, el rechazo de su padre Sarek, el apoyo de su madre Amanda, y otras heridas mal cicatrizadas, permitieron a D.C. Fontana dotar al personaje de una dimensión trágica aún más profunda que posteriores autores heredaron. Con este episodio, se termina de dar forma a un personaje que ha pasado a formar parte de la iconografía de la cultura popular del último siglo.
5. Heart of Glory
Saltamos a 1987. Star Trek La Nueva Generación acababa de estrenarse y Gene Roddenberry reclutó de nuevo a su vieja amiga para traer de vuelta ese Star Trek de D.C. Fontana que tantos fans recordaban con cariño.
Pero salió mal.
Durante las dos primeras temporadas un Roddenberry aterrorizado con volver a perder el control del universo que había creado, ejercía un control despótico sobre los guiones, reescribiendo sin contemplación alguna todos los libretos que llegaban a su despacho. La propia D.C Fontana vio su propio trabajo ninguneado, hasta el punto de verse obligada a firmar con pseudónimo (¡otro!) varios de sus guiones.
De alguna manera Dorothy Fontana consiguió un episodio decente con Corazón de Gloria. Primer y único representante de la temporada que le daba cierto empaque a Worf, un personaje que hasta ese momento era poco más que atrezo. Fontana puso sobre la mesa muchas de las ideas sobre el honor de la cultura Klingon que en años posteriores un joven Roland D. Moore retomaría y desarrollaría.
El desastre de aquellas dos primeras temporadas provocó el distanciamiento entre Gene Roddemberry y el resto de guionistas de La Nueva Generación que habían participado en La Serie Original. Para la tercera temporada ya no quedaba ni un solo veterano en la mesa de guionistas. Gene Roddemberry, por su parte, quedó relegado a tareas de producción menos intrusivas al tiempo que su salud se deterioraba rápidamente. Dorothy Fontana, para entonces, ya estaba fuera del proyecto, aunque su trabajo influyó enormemente en los jóvenes guionistas se que hicieron cargo de La Nueva Generación y que la convirtieron en una serie casi tan influyente como la original.
Y no solo esto. El Star Trek de D.C. Fontana sigue vivo en las producciones más modernas de la franquicia. Todas las serie contemporáneas han abrazado la diversidad, los orígenes y la cultura de sus personajes centrales. Ahora parece algo consustancial a Star Trek pero jamás habría ocurrido de no ser por Dorothy Fontana. Ese es su legado.
Epílogo
Hace casi siete años que escribiste tu último guion para La Nueva Generación. Han pasado un par de años desde el fallecimiento de Gene y Star Trek se encuentra en su momento de mayor popularidad. No obstante crees que tu tiempo ya ha pasado y no esperas volver a colaborar en la franquicia de Paramount.
Entonces recibes una llamada de Rick Berman, productor heredero y custodio de la franquicia Star Trek. Te ofrece escribir un episodio para Espacio Profundo 9, la cuarta serie de la franquicia. Necesitan a alguien para desarrollar con más profundad a un personaje que requiere una sensibilidad especial. El episodio se llama «Dax» y será uno de los mejores de la primera temporada.
No volverás a escribir para Star Trek nunca más…
…pero en los años siguientes descubres el enorme interés que despierta tu figura y lo que representa entre historiadores televisivos y estudiosos del audiovisual. El fandom de Star Trek te admira y te trata como si fueras la co-creadora de Star Trek (porque, en cierto modo, lo eres). Contactan contigo para documentales, para los extras de las diferentes ediciones en DVD y Bluray, para audio-comentarios, eventos, entrevistas y convenciones.
En todos esos lugares hablan del Star Trek de D.C. Fontana, al fin y al cabo es el pseudónimo que utilizaste durante gran parte de tu carrera. Sin embargo todos ellos saben que tu nombre es, y siempre ha sido, Dorothy.